sábado, 17 de diciembre de 2011

19-20 diciembre - 10 años

Recuerdo que esa noche del 19 de diciembre yo ya no tenía clases, estaba en la computadora, jugando a un simcity, nada muy combativo que digamos. Durante el día la tele mostraba camiones volcados en las rutas, el cacerolazo ya era un hecho que había empezado unas semanas atrás. Debe haber cientos de interpretaciones sobre el por qué de una cacerola, todos tenían una y elegían su arma de combate. Recuerdo que una amiga de la familia dijo "yo salí con la essen" bue...

Pero esa noche en villa pueyrredón todavía el reguero de pólvora desde plaza de mayo no se asomaba, pero la tele, las radios y otros medios ya traían esas imágenes.
¿Ir a la Plaza? ojalá, pero en ese momento no se nos cruzó por la mente y yo no me hubiese animado solo; pero en ese lapsus con la computadora, apareció mi viejo en la habitación y me dijo "vamos a la terraza" fui con él, tomamos un tambor de 200 litros, esos que sirven para el transporte de aceite, lo apoyamos contra las rejas que daban a la calle y comenzamos con unos palos a golpearlo.

El barrio empezaba a llenarse de protesta, los vecinos salían a la puerta, la calle era nuestra esta noche. Algunos golpeaban los palos de la luz. El mapa del ruido en la ciudad mostraba una mancha más.

A diez años de este hecho que marcó a todos los argentinos aparecen muchísimos análisis más concientes y críticos que estos breves párrafos; pero de la experiencia de cada uno de quienes formaron/formamos parte a nuestra manera es que el relato se enriquece y se entiende.
¿Que si lo mio fue relevante? Lo dudo, pero no hay momento en que al pensar en las jornadas del 19 y 20 no me venga esta anécdota a la cabeza.

Hoy a chicos de dieciocho, veinte años es dificil explicarles qué pasaba hace diez años en el país; un año que parecía haber comenzado con la caida de las torres y que viviría un camino pedregoso hasta las elecciones del 2003, que sin embargo ni voy a volver a recordarles quién había sacado la mayor cantidad de votos...

Lecop, patacones, nadie los aceptaba, pero los usábamos. Yo trabajaba en una casa de comidas, a veces debía ir al supermercado a comprar cosas que hacían falta, una vez tenía que pagar con un lecop ¡trucho! a ver si podía engancharlo... había algo más trucho que un lecop... sí uno trucho y mi jefe diciéndome cómo debía dárselo a la cajera y qué decirle si se daba cuenta. Hoy me río...

Tengan cuidado turistas, hay manifestantes!

Esta misma tarde del 20 de diciembre fui a la Plaza; me encontré allí con mi viejo. Más allá de una muestra que exponía las fotos más representativas de esas jornadas diez años atrás, no pasaba mucho más. Las mangueras y aspersores regaban el pasto; los turistas brasileños se sacaban sus fotos y un árbol de navidad desentonaba bastante. No se qué me imaginaba encontrar; pero no lo hallé. De cierta manera fue una manera de presentar mis respetos a quienes hoy ya no están (y no me refiero a los políticos que se quedaron todos) y de reflexionar mirando un poco hacia atrás.

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