Mirar a toda la solitaria gente, pensando que uno es mientra que noventa son para otros. A dónde vamos a parar. Un estado de perpetua ceniza que se forma, allí en el cenicero, y nosotros la dejamos apagar, ya está, ahora ya fue.
Me empiezo a despertar, la puerta entreabierta y las luces tenues se encienden un poco más. Gracias que hoy se termina para volver a empezar.
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